A través de la historia, el cabello ha sido uno de los principales adornos que han utilizado los seres humanos. Desde las rizadas y muy cuidadas barbas de los reyes asirios, a los elegantes cortes de pelo que utilizaban los faraones en Egipto y las estilizadas pelucas utilizadas por la nobleza Europea, el cabello se ha dejado ver, ha sido admirado e incluso envidiado.
El mercado del cuidado del cabello, ha crecido enormemente durante el desarrollo del siglo XX. Parte de este crecimiento, se basa en la accesibilidad que la modernidad le ha dado a diversos productos para el cuidado capilar, muchos de ellos ya no son de uso exclusivo de salones de belleza. Se pueden adquirir en gran cantidad de comercios y utilizar fácilmente en casa.
La fibra capilar
El pelo es una estructura única, con respecto al crecimiento y composición, varía entre distintos sexos y razas, distintas áreas en el mismo individuo, inclusive en el mismo folículo. El crecimiento capilar es un proceso dinámico y cíclico, este proceso es afectado por características individuales como edad, hábitos nutricionales y estado hormonal.
Los folículos pilosos están profundamentes invaginados en el cuero cabelludo, y son el origen del cabello. Cada folículo es capaz de generar 20 nuevas fibras capilares, aproximadamente, en el período de vida de un individuo. El cabello crece activa y continuamente, alredor de 1 cm/mes, por un período de 3-5 años (fase anágena), en este estado se encuentra el 90% de cabellos. Luego el crecimiento se detiene, los folículos se atrofian y el pelo se comienza a desplazar hacia fuera del folículo (fase catágena), pero sin caerse todavía. Finalmente viene un período de inactividad del folículo (fase telógena), que dura entre 2-4 meses, durante la cual el pelo se cae. Finalmente el ciclo comienza de nuevo.
La fibra capilar posee un diámetro de 50-100 µm. Está compuesta de células muertas, normalmente rellenadas de la proteína keratina (65-95%), además posee agua, lípidos (estructurales y libres), pigmentos y elementos traza. Básicamente consiste en tres capas:
Cutícula: esta es la capa que rodea la corteza, consiste en alrededor de 5-10 placas aplanadas de proteína queratinizadas (duras, resistentes).Estas placas se pueden mover independientemente una de la otra y los surcos que existen entre ellas, son sitios que actúan como sitio-reservorio del sebo, que le dará flexibilidad y brillo al cabello. La función de esta capa es fundamentalmente la protección de la fibra capilar. Del estado de esta depende la sensación del usuario frente a un nuevo producto, como son la sensación al peinar, el brillo, la sedosidad, la peinabilidad, etc…
Corteza: de naturaleza central. Comprende la mayor parte de la fibra. Es la responsable de las propiedades resistencia y elasticidad del cabello. Posee en aminoácidos como triptófano y tirosina, compuestos inorgánicos y compuestos sulfurados, como la cisteína. Estos aminoácidos son condensados durante el proceso de keratinización para lograr la formación de una fibra.
Médula: es la columna central de la fibra capilar y usualmente consiste en tricohialina. La degradación y metabolización de estas proteínas contribuyen a la capacidad de atrapamiento de agua de la fibra.
Figura 1.
Esquema de la estructura del cabello.
Imagen sacada de B. Bhushan / Progress in Materials Science 53 (2008) 585–710
La carga eléctrica del cabello depende de las condiciones a las que ha sido sometido. Un cabello “virgen”, que no sido tratado químicamente por teñido y/o tratamientos de permanente o alisado químicos, es básicamente hidrofóbico y posee un punto isoeléctrico de 3,67, lo que asegura una carga negativa en la superficie del cabello al pH normal de los productos que se utilizan sobre él. Esta situación varía según la porción del cabello que estemos hablando, es decir, la zona más cercana al cuero cabelludo tendrá o cumplirá las características mencionadas anteriormente, pero la zona más cercana a las puntas (en un cabello de longitud media a larga), habrán sido sometidas a mayor daño, por parte de la radiación UV, lo que conlleva el aumento de zonas hidrófilicas. Si el cabello ha recibido tratamientos químicos y/o térmicos (secado, alisado, rizamiento) a lo largo del tiempo, aumenta aún más el daño en la fibra capilar, llegando a producir una transformación de la
superficie capilar de hidrofóbica a hidrofílica, lo que da un aumento en la densidad de carga negativa que posee la fibra capilar.
Por lo tanto, los cosméticos de uso capilar están destinados a prevenir, corregir, definir, proteger y conservar el cabello y cuero cabelludo. Con este fin se han elaborado una gran variedad de productos disponibles para tipo de consumidor. A continuación revisaremos algunos, de los más utilizados.
Productos de estilo (styling)
En una sociedad como la nuestra, la moda determina ciertos cánones de belleza que van variando rápidamente. Además, debido a la globalización y nuestra exposición a medios de comunicación masivos, en donde, cada persona indiferente de la región en la que viva, es bombardeada con publicidad que da cuenta de cada nuevo cambio, que se produce en la estética capilar (peinados, cortes de pelo, colores). Entonces, la industria cosmética, haciendo una combinación de arte y tecnología, intenta dar respuesta a las necesidades que impone la moda.
Estos cambios, son más bien dinámicos; por ejemplo, en los años 50, los peinados rígidos y brillantes marcaban la pauta, en los sesenta el movimiento hippie predominaba un look más “natural” y, hoy en día existen diversas modas en uso, dependiendo de la actividad que desempeñe la persona (casual, oficina, etc…) o bien, si ésta pertenece a algún movimiento o tribu urbana. Independiente del estilo elegido, a este tipo de productos se les pide, que le den al cabello ligereza, suavidad y libertad, creando un look moderno, que sea capaz de mantener la soltura del cabello sin deshacer el peinado.
Los productos de estilo (del inglés, styling) o productos de acabado, permiten personalizar y definir cierto tipo de peinado y fijarlo, durante un período de tiempo relativamente prolongado, a pesar del movimiento asociado a la actividad diaria de cada persona o las distintas condiciones ambientales a las que se somete la fibra capilar. Su uso es indispensable para definir y personalizar un determinado peinado, por ejemplo, alisar cabellos rebeldes, definir rizos, direccionar puntas, disminuir la electricidad estática (frizz), o sea hacer que el peinado utilizado, transmita la imagen que el usuario desea de sí mismo.
Dentro de estos productos, encontramos: lacas, espumas (mousses), ceras, cremas, aceites, gominas y geles. A este tipo de productos le vamos a exigir:
- Capacidad de mantener un determinado look, por el mayor tiempo posible
- Ser productos de alta calidad, porque permanecerán en el cabello por durantes horas y, si son erróneamente formulados pueden llegar a producir rotura cortical y cuticular, produciendo debilidad , aumento de la electricidad estática y falta de brillo de la fibra capilar.
- Ser inodoros o poseer perfume más bien ligero, así no interferirán con la fragancia elegida por la persona, como complemento de su rutina diaria de acicalamiento.
- Correcta extensibilidad del producto. En el caso de cremas, pomada y/o geles, que estos sean capaces de expandirse por el cabello sin dejar grumos, que no dejen el pelo excesivamente grasoso ni pegajoso al tacto y que, al secarse bo con el transcurso del día, no adquieran un aspecto desagradable. En el caso de las formulaciones en spray, se les pide que una vez aplicados en el cabello, sean capaces de distribuirse sobre él y no escurrir en exceso.
- Fácilmente eliminable, es decir, deben ser eliminados del cabello fácilmente, ya sea con el cepillado o con un lavado.
Este tipo de cosméticos posee distintos componentes, normalmente de naturaleza polimérica, que se fijan a la fibra capilar, mediante distintos mecanismos:
Acción filmógena. Al secarse, el producto forma sobre la fibra capilar una película “invisible” y flexible, que dificulta el retorno del mismo a su configuración original (liso, ondulado, crespo).
Acción aislante. La película depositada sobre la cutícula, es capaz de proteger el cabello de la humedad, ya que este es capaz de absorber hasta una cuarta parte de su masa en agua.
Acción protectora. Evita que agresiones, como luz solar (radiación UV), temperatura (secador, plancha de pelo), entre otras, dañen el cabello.
Podemos clasificar estos productos en 6 grupos: lacas capilares, espumas moldeadoras, preparados fijadores semi-sólidos, brillantinas y pomadas, líquidos fijadores y alisadores temporales y antifrizz.
El principal objetivo de las brillantinas es darle al cabello brillo y flexibilidad. El principal constituyente de estos productos es el aceite, pincipalmente aceite mineral, aunque también se utilizan de origen vegetal, luego se les agrega algún colorante y/o perfume, para mejorar sus características organolépticas. Poseen viscosidades variables, dependiendo del tipo de envase que se utilice. En el caso de las brillantinas sólidas (pomadas), su base es el petrolato, al que se le agregan diversas ceras, hasta obtener la textura y consistencia adecuada.
Uno de los problemas que presenta este tipo de productos, es que son oclusivas, dan por resultado un brillo graso y manchan la ropa. Es por estas características, que actualmente son productos casi en desuso.
Los fijadores semi-sólidos, son formulaciones de consistencia variable y normalmente traslúcidos y, a diferencia de los productos previamente mencionados, son de naturaleza no oleosa. Normalmente cuentan un agente gelificante, que actúa como fijador, alguno de los productos que se utilizan con este fin son: éteres de celulosa (carboximetilcelulosa, hidroxipropilcelulosa), mucílagos (alginatos, carragenatos), gomas naturales (tragacanto, guar) o sintéticos (Carbopol, alcohol polivinílico). Estas sustancias, dan una muy buena fijación, no manchan la ropa y tampoco dan un aspecto grasoso al cabello. Si el producto sólo tuviera este componente, con su utilización se formaría una película demasiado rígida en el cabello, y al peinarlo se desprenderían pequeñas escamas, semejante a la caspa. Para evitar esta situación, se formulan junto a un agente higróscopico (humectante), lo que permite obtener películas resistentes y no descamantes, controlando el grado de humectación del cabello. Sustancias como poliglicoles (propilenglicol) y derivados de lanolina hidrosolubles, son utilizados con este fin.
Algunas veces también se agregan plastificantes (ftalatos y glicoles), para evitar la excesiva rigídez del peinado.
Las lacas, fijan el peinado y lo protegen de la humedad. Los activos más utilizados en la formulación de lacas capilares son las resinas copolímeras de vinilpirrolidona y acetato de vinilo (PVP-VA), que son capaces de generar películas transparentes con buenísimas propiedades fijadoras del peinado. Es importante incorporar agentes plastificantes como: lanolina, siliconas, ésteres, polioles, etc., cuya finalidad es hacer la película más flexible, previniendo su fragilidad. También incluyen, disolventes (alcoholes), suavizantes y abrillantadores, principios protectores y nutritivos. Como normalmente son envasadas a presión, requieren de un propelente (dimetil éter, combinación butano-isopropano-isobutano) en su formulación.
Las espumas o mousses, suelen ser emulsiones de fase externa acuosa (el propulsor licuado, está emulsionado en la fase oleosa). Al salir de su envase, gracias a su boquilla especial, el propelente se evapora y abandona las gotas oleosas, dejando burbujas rodeadas de la solución acuosa del agente fijador, como consecuencia la emulsión adopta forma de una espuma de mayor o menor consistencia. Los ingredientes de estas espumas son: resinas poliméricas, propelente, neutralizador, agente acondicionador, perfume, aditivos (vitaminas, proteínas, extractos o sus derivados), conservantes (en ocasiones), además de un agente emulgente que posee dos funciones, en el interior del envase permite la integración del propelente con la fase grasa de la emulsión y una vez el producto ha salido del envase, permite que la espuma no se rompa antes de su aplicación.
Los líquidos fijadores o plis, son soluciones acuosas o hidroalcohólicas, en las que se adiciona un polímero ácido, que actua como agente filmógeno. A menudo, incluyen un agente acondicionante. Poseen un pH neutro o levemente alcalino (7,0-.8,0). Ayudan a desenredar y proporcionar volumen al cabello.
La gran mayoría de los productos antifrizz se aplican con el pelo mojado (y no se enjuagan), y que al secarse deja la película de producto que sella la cutícula, impidiendo la entrada de humedad excesiva desde el ambiente hacia el cabello., evitando la aparición de cargas electrostáticas. Como activos se utilizan una amplia variedad de derivados de silicona.
En el último tiempo, han cobrado gran importancia las cremas de peinar, que son emulsiones que poseen un agente acondicionador y que dan una fijación media y son fácilmente retirables del cabello. Las hay para cada tipo de pelo y/o situación a la que se expone el cabello (teñido, radiación UV, sequedad, etc…). Se pueden utilizar tanto sobre cabello seco, como mojado.
También han invadido el mercado del acondicionamiento capilar, los aceites capilares nutritivos u óleos capilares. Estos productos estaban inicialmente pensados para los cabellos extremadamente crespos, del tipo afroamericano, que necesitan mayor acondicionamiento, lo que se logra con productos oleosos, mezcla de aceites vegetales y/o minerales junto a siliconas, al ser aplicados disminuyen la fricción durante el peinado. Su aplicación se ha extendido a casi todo tipo de cabello, ya que la gran mayoría de las personas, lo expone a procesos altamente agresivos para la fibra capilar, como el sol, teñido, decoloración, secado con calor, planchado, rizamiento con calor, etc…esto da por resultado un cabello dañado al que es necesario agregar mayor contenido lípidico, para evitar el daño sucesivo de la fibra capilar y/o para repararlo.