Las convulsiones se presentan con frecuencia en la clínica de los pequeños animales, y pueden atribuirse a una serie de alteraciones cerebrales. Enfrentarse a un paciente afectado de convulsiones es especialmente desafiante para el clínico de pequeños animales por una serie de razones. Estas razones incluyen las percepciones y las expectativas del propietario, la naturaleza de los ataques, y las diferentes opiniones e indicaciones respecto a las opciones de tratamiento. Además de estas preocupaciones, la incapacidad de extrapolar el conocimiento de los fármacos anticonvulsivos caninos para tratar los ataques felinos es un impedimento constante para desarrollar nuevas terapias anticonvulsivas para los gatos.
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