Desgraciadamente, los ataques por carbunco de 2001 en Estados Unidos transformaron en realidad la amenaza teórica del bioterrorismo. Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC, Centros de Control y Prevención de Enfermedades) han evaluado los microorganismos que plantean el mayor peligro como armas basándose en cuán eficientemente puede transmitirse la enfermedad, lo difícil que es producir y distribuir los microorganismos, cuán bien nos podemos defender contra ellos, y la probabilidad para producir alarma entre la población y un temor diseminado.
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Los CDC han graduado las armas biológicas en tres categorías, A, B y C, basándose en estos criterios. Estos agentes se enumeran en la Tabla.
Los agentes de la categoría A son los agentes de riesgo más alto y pueden diseminarse fácilmente o transmitirse de persona a persona, pueden producir una mortalidad elevada con una capacidad de impacto sanitario importante, pueden originar pánico en la población y fragmentación social, y requieren una acción especial respecto a la preparación de la sanidad pública.
Por ejemplo, la viruela es un agente de categoría A debido a su alta capacidad de transmisión en cualquier clima o estación, una tasa de mortalidad del 30% o mayor, y la falta de un tratamiento antivírico eficaz. Este agente puede diseminarse fácilmente por la estabilidad del virus en forma de aerosol y la dosis muy pequeña necesaria para infectar.
La viruela se propaga naturalmente de persona a persona, sobre todo por aerosoles respiratorios o por contacto directo con el virus en lesiones cutáneas o la ropa de vestir o de camas contaminadas. Los síntomas aparecen después de 7 a 17 días.
Inicialmente, hay fiebre elevada, cefalea y dolor de espalda, seguidos de la aparición de exantema, que primero aparece en las mucosas de la boca y de la faringe, la cara y los antebrazos, y más tarde se extiende al tronco y las piernas, y se hace vesiculoso y después pustuloso.
Puesto que la gente puede portar la infección durante el período de incubación, este virus tiene la capacidad de continuar propagándose en la población no protegida.
Desde que acabó la vacunación en Estados Unidos, en 1972, y la inmunidad por vacunación ha desaparecido, la población es altamente susceptible a la viruela.
La preocupación reciente de que la viruela pudiera usarse para el bioterrorismo ha dado lugar a una vuelta a la vacunación en grupos seleccionados de EE.UU. e Israel.
Los agentes de la categoría B son de diseminación moderadamente fácil, producen morbilidad moderada pero una mortalidad baja, y requieren un diagnóstico específico y la vigilancia de la enfermedad. Muchos de estos agentes se transportan en alimentos o en el agua.
Los agentes de la categoría C incluyen patógenos emergentes que podrían ser manipulados para su diseminación masiva por su disponibilidad, facilidad de producción y diseminación, el potencial de una morbilidad y mortalidad elevadas, y un gran impacto sobre la salud.