A pesar de la disponibilidad y el uso de vacunas eficaces y de antibióticos, las enfermedades infecciosas siguen siendo una causa importante de muerte en todo el mundo. En Estados Unidos, dos de las diez causas principales de muerte son las enfermedades infecciosas (neumonía y gripe, y la septicemia). Las enfermedades
infecciosas son causas de muerte particularmente importantes en los ancianos y en las personas con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), en quienes tienen enfermedades crónicas y en los que reciben fármacos inmunosupresores. En los países en desarrollo, las condiciones de vida insalubres y la malnutrición contribuyen a la carga masiva de enfermedades infecciosas que matan a más de 10 millones de personas cada año. La mayoría de estas muertes corresponden a niños, especialmente por infecciones respiratorias y diarreicas.
HISTORIA
La historia de la patología de las enfermedades infecciosas está entremezclada con la de la microbiología. Algunos de los acontecimientos históricos principales en estos campos se describen aquí brevemente para dar una perspectiva de los conceptos de patogenia que se expondrán después. Algunos de los experimentos importantes que se hicieron en el pasado no serían éticamente aceptables hoy día. Louis Pasteur y Robert Koch fueron pioneros en establecer la etiología microbiológica de las enfermedades infecciosas. Se atribuye a Pasteur el probar que los microorganismos pueden producir enfermedad (teoría del germen de la enfermedad). Asimismo, Pasteur creó las primeras vacunas atenuadas, incluyendo la vacuna de la rabia en humanos en 1885. En 1882, Koch defendió los criterios para vincular un microorganismo específico con una enfermedad. Los postulados de Koch requieren que se encuentre el microorganismo en las lesiones de la enfermedad; el organismo pueda aislarse como simples colonias en medios sólidos; la inoculación del microorganismo produzca lesiones en animales de experimentación, y el microorganismo pueda recogerse en el animal de experimentación. Koch también aisló la bacteria que produce la tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis) y el carbunco (Bacillus anthracis).
En 1897, Ronald Ross, un médico militar inglés destinado a India, demostró que los mosquitos son portadores de la malaria. En aquel tiempo se creía que la malaria estaba producida por el aire cerca de los humedales («malaria» procede del italiano «mal aire»). La demostración de Ross de que los mosquitos Anopheles transmitían la malaria dio lugar a los esfuerzos sanitarios para reducirla a través del control de los mosquitos. Esto tuvo éxito en Estados Unidos, pero la malaria sigue siendo un problema sanitario importante en muchas partes del mundo.[youtube https://www.youtube.com/watch?v=MflGCej3PJA&w=560&h=315]
En 1900, Walter Reed, un médico militar americano, dirigió un equipo de investigadores en Cuba que demostró que la fiebre amarilla, como la malaria, se transmitía por la picadura de mosquitos. Voluntarios militares permitieron ser picados por mosquitos que previamente habían picado a personas enfermas de fiebre amarilla. Tras el resultado de Reed, en 1901 el Dr. James Carroll demostró que la fiebre amarilla estaba producida por un virus. Ésta fue la primera demostración de que un virus produce enfermedad en humanos. [youtube https://www.youtube.com/watch?v=-fSPi30RYCg&w=560&h=315]
En 1909, E Peyton Rous encontró la primera evidencia de una causa infecciosa del cáncer. En 1911, Rous demostró que un virus producía sarcoma en pollos. Aunque no se ha encontrado una causa vírica en la mayoría de los cánceres humanos, actualmente sabemos que los virus pueden contribuir al desarrollo de algunos de ellos; en estas asociaciones se incluyen los virus del papiloma humano y el cáncer de cuello uterino.
El amanecer de la microbiología moderna, que se basa en la genética molecular, tuvo lugar en 1944, cuando Oswald Avery demostró que la transferencia del DNA de Streptococcus pneumoniae virulento a uno no virulento transformaba a este último en un fenotipo virulento. Esto demostró que el DNA es el material genético, dando lugar a la explosión de la investigación en genética molecular. Hoy día se conocen las secuencias genéticas enteras de muchas especies, incluyendo los microbios y los humanos, y esto comporta una gran esperanza con respecto a la investigación fu-tura de la patogenia, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades infecciosas. El conocimiento de los genomas del huésped y de los patógenos promete producir una descripción mucho más rica de la respuesta del huésped a los agentes infecciosos de lo que lo hacen las descripciones morfológicas de las respuestas anti-microbianas.
ENFERMEDADES INFECCIOSAS NUEVAS Y EMERGENTES
Aunque las enfermedades infecciosas como la lepra se han conocido desde los tiempos bíblicos y las esquistosomiasis y las micobacterias se han demostrado en las momias de Egipto, se continúa descubriendo un número sorprendente de agentes infecciosos nuevos . Las causas infecciosas de algunas enfermedades con morbilidad y mortalidad significativas (p. ej., gastritis por Helicobacter pylori, hepatitis B y hepatitis C, enfermedad respiratoria por metaneumovirus y la neumonía del legionario) no se conocían previamente porque los agentes infecciosos son difíciles de cultivar. Algunos agentes infecciosos son genuinamente nuevos para los humanos, por ejemplo el virus de la inmunodeficiencia humana (VH-1), que produce el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida); Borrelia burgdorferi, que produce la enfermedad de Lyme, y los coronavirus, que pueden producir el síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Otras infecciones se ven mucho más habitualmente por la inmunodepresión producida por el sida (p. ej., citomegalovirus (CMV), virus herpes del sarcoma de Kaposi, Mycobacterium aviumeintracellulare, Pneumo-cystis jiroveci (carinii) y Cryptosporidium parvune.
Finalmente, enfermedades infecciosas que son habituales en una zona pueden introducirse en una zona nueva. El virus del Nilo Occidental era habitual en Europa, Asia y África cuando, en 1999, se descubrió por primera vez en Estados Unidos. La demografía y conducta humanas figuran dentro de los factores principales que contribuyen a la emergencia de enfermedades infecciosas. El sida ha sido predominantemente (pero no exclusivamente) una enfermedad de homosexuales y drogadictos en Estados Unidos y en los países occidentales, mientras que en África el sida es predominantemente una enfermedad de heterosexuales, siendo mucho más frecuente en las zonas donde los hombres no están circuncidados. En ocasiones, los cambios en el ambiente son la causa de variables en las tasas de enfermedades infecciosas. La reforestación de la zona este de Estados Unidos ha conllevado un aumento masivo en las poblaciones de ciervos y ratones, que transportan las garrapatas que transmiten la enfermedad de Lyme, la babesiasis y ehrlichiasisb. El fracaso del DDT para controlar los mosquitos que transmiten la malaria y el desarrollo de parásitos resistentes a fármacos han aumentado drásticamente la morbilidad y la mortalidad de Plasmodium falciparum en Asia, África y Latinoamérica. La adaptación microbiana al uso extendido de antibióticos contribuyó al desarrollo de nuevas cepas resistentes a fármacos de Mycobacterium tuberculosis, Neisseria gonorrhoeae, Staphylococcus aureus y Enterococcus faecium.